jueves, 12 de marzo de 2009

2/2/09-amuleto



“Hace bien poco, de madrugada, descendí entre las ruinas por una calle desolada en la penumbra. De repente, alguien me invocó por mi nombre. Apenas podía escuchar su voz temblorosa afincada en la afonía. Ese fino hilo de palabras se escurría entre sus labios morados por el frío. Allí divisé a un hombre agazapado entre los cascotes y las piedras. Vestía harapos marrón caqui. Tenía una harmónica en su mano izquierda y un ratón entre sus piernas con el que jugaba cariñosamente. A su lado, un magicaedro muy viejo y desgastado. "Es el fin de la civilización", me dijo. Súbitamente, reconocí el brillo de sus ojos.”
Arturo Martínez.

La leyenda de los magicaedros




"ni por tierra ni por mar lograrás alcanzar el camino que conduce al país de los eternos hielos."


pindaro.



Teseo hace un breve estudio del citado director de cine, y centra su teoría en la interpretación pesadillesca que Lynch hace en sus películas. En un caso concreto, habla de “mullholland drive” y como el miedo absorbe a los protagonistas de la historia. Así, el magicaedro tendría forma de monstruo agazapado detrás de una esquina.



Alguna vez te hablé de la magia, creo.
nos pusimos a jugar con los verbos, y dijimos que jugar era el verbo
más bonito,
y quisimos inventar crucigramófonos y aunque no nos pusimos de acuerdo
con las palabras
sí lo hicimos con la música, y así fuimos un poco de electricidad
antiestática y otro poco sustancia natural aleatoria,
el caso es que nos movíamos mucho y alguien dijo que ya no podríamos parar
y todos estuvimos de acuerdo porque nos encantaba reírnos de esa forma,
como con vicio,
entonces él sacó un lapicero y lo usó de varita mágica,
y ella sacó un sombrero
y él un beso de la chistera y todos dijimos oh!! a la vez,
ella se puso de puntillas para hacer un invento con las acrobacias
y a todos nos salpicó la saliva
y sabía dulce, "más dulde que el alba
y más suave que la luna"
hicimos partituras con todo eso que luego cantamos en voz baja
pero fingíamos que estábamos gritando
e incluso hubo quien se tapó los oídos,
era muy divertido,
y nos juntamos para hacer un corro pero no fuimos capaces de ponernos
de acuerdo
porque los de la izquierda querían estar derechos y los de la derecha torcidos
y no hubo manera
(ni modo güey!!!)
así que decidimos inventarnos una figura para nosotros solos:
un magicaedro
que nos indefiniera
y esa noche, creo que una vez te hablé de la magia, sí,
todos soñamos con relámpagos
que bailaban
entre nuestras piernas.

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