a los que cierran los bares abrochándose la bragueta,
a los que sabiendose humanos
hacen lo que hacen sin sentirse demasiado extraños por ello,
a los peluches de feria que nunca logré regalarte,
a los cigarros rotos que tuvimos que aliñar para saborearlos,
a los escaparates que reflejan cada uno de nuestros besos,
a los buenos
y sobretodo a los malos
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